Museo de la Biodiversidad de Colombia

El siguiente es un artículo que publiqué en La Silla Vacía el 15 de marzo de 2024 sobre la idea de crear el Mubico: el Museo de la Biodiversidad de Colombia. En estos enlaces se pueden descargar el resumen ejecutivo y un video del concepto del Museo.

El 8 de abril de 1869 se llevó a cabo una pequeña reunión en la casa de Theodore Roosevelt Sr. en Nueva York. Un grupo de filántropos se reunieron para conversar sobre la idea de Albert Smith Bickmore de crear el Museo Americano de Historia Natural, con el sueño de que se convirtiera en el museo más importante de esta clase en los Estados Unidos y uno de los mejores del mundo junto a los de Londres, Berlín y París.

Una reunión similar se llevó a cabo el pasado 1 de marzo en el Hotel Hilton de Corferias en Bogotá, donde un grupo de representantes del sector público y privado se reunieron, bajo el liderazgo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Colombia Productiva, para darle vida a la idea de crear el Mubico, Museo de la Biodiversidad de Colombia.

La reunión fue la culminación de 3 años de trabajo de un grupo de personalidades del mundo de las ciencias y las humanidades al que invité hace tres años para conceptualizar y darle forma a la idea de crear un museo de historia natural para Colombia. La idea era contribuir a resolver una dramática paradoja: que siendo el nuestro un país inmensamente rico en biodiversidad es al mismo tiempo inmensamente pobre en su aprovechamiento y uso sostenible.

Gracias a su respuesta positiva, y a su entusiasmo e inteligencia logramos avanzar en esta idea que, entre otras cosas, tiene su fundamento en una de las recomendaciones de la Misión de Sabios que señala que “sería estratégico crear un museo de historia cultural y natural que no solo conserve nuestra herencia a futuro, sino que avive las vocaciones científicas y el emprendimiento, impulse la investigación científica, catalice una economía creativa, innovadora y sostenible, y que contribuya a educar e inspirar a las generaciones futuras”.

Por fortuna Mubico no arrancó desde cero, pues en Colombia existen alrededor de 27 millones de especímenes reunidos en 260 colecciones biológicas, 43 colecciones geológicas y paleontológicas y 42 colecciones antropológicas en entidades como el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, el Instituto von Humboldt, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas o Sinchi, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), por solo mencionar algunos de los más emblemáticos. Pero, al lado de estas prestigiosas colecciones, hay decenas de colecciones alrededor del país que, aunque más pequeñas, no son menos importantes. Varias de ellas son lideradas por jóvenes amantes de la ciencia y comprometidos con la conservación.

Ese es el caso por ejemplo de Andrés Vanegas, un habitante de La Victoria, un remoto centro poblado perteneciente al municipio de Villavieja en el Desierto de la Tatacoa. Hace 20 años Andrés, siendo un niño curioso y tenaz, decidió explorar la zona y descubrió no solo miles de restos de animales prehistóricos, sino una vocación que lo convirtió en uno de los paleontólogos empíricos más importantes de Colombia. 

Con los años, Andrés fundó el Museo de Historia Natural de la Tatacoa, que alberga una importante colección paleontológica y hoy en día colabora con universidades y centros de investigación de países como Alemania, Inglaterra y Estados Unidos (incluido el prestigioso Instituto Smithsonian). Andrés ha descubierto especímenes nuevos para la ciencia, incluida la tortuga mesoclemys vanegasorum que lleva su apellido.

Inspirado en proyectos innovadores como los de Andrés, Mubico no pretende ser un museo de historia natural al estilo de aquellos grandes museos de los siglos XVIII y XIX, aunque encuentra en ellos mucha inspiración sobre lo que deben y no ser los museos en el siglo XXI.

Más que un museo de “historia” natural, es un museo del “futuro” natural del planeta, como señala Eric Dorffman del Consejo Internacional de Museos. Y es que hoy en día hay un gran debate sobre lo que deben ser estas catedrales de la naturaleza. No solo una experiencia de visita, sino una de descubrimiento, reflexión y apropiación del conocimiento con el propósito de reconfigurar la relación de las personas con la naturaleza. No unos depositarios de especímenes para visitantes afanados, sino unos centros de debate y divulgación de la ciencia y el conocimiento, con la misión de inspirar cambios de actitudes y comportamiento en torno a los desafíos ambientales que enfrentamos como humanidad.

En el corazón del concepto del Mubico está la idea de “conexiones” en, al menos 4 dimensiones: i) el de reconectar a las personas con la naturaleza para que se entiendan y sientan como parte de ella y no sus dueños; ii) el de conectar una diversidad de personas y públicos para que la ciencia deje pertenecer al ámbito exclusivo de los científicos y académicos y logre comunicar y lograr cosas con sus estudios y hallazgos; iii) el de conectar a las regiones de Colombia y a ellas con el mundo, y; iv) el de conectar la ciencia con otras disciplinas como el arte, la literatura, el cine o la tecnología a fin de mover no solo la mente sino los corazones de las personas hacia un mayor amor y compromiso por el planeta.

Mubico está pensado no solo como una estructura física, un edificio, sino como una red integrada por diferentes museos, institutos de investigación, universidades, centros de ciencia, jardines botánicos, herbarios y zoológicos, entre otros. Su funcionamiento descentralizado le permitirá trabajar a través de nodos, articulando y proponiendo escenarios para debatir ideas y construir propuestas a la medida de las necesidades y aspiraciones de cada región de Colombia. Su objetivo no es competir con estas instituciones ni reemplazarlas, sino apoyarlas, colaborar con ellas y mejorarlas.

Todo esto se traducirá en una postura explícita de apertura a las ideas y a la participación de todos quienes quieran acercar el conocimiento científico a la ciudadanía, con un propósito no solo educativo, sino de llamado a la acción para trabajar por la conservación de la naturaleza.

El Museo contará con una plataforma digital robusta, interactiva y participativa que despierte la curiosidad de sus audiencias, facilite debates y permita la expresión de diferentes voces, perspectivas y saberes sobre el mundo natural. En ese sentido, abrazará una pluralidad de narrativas y facilitará la confluencia de perspectivas de grupos sociales, colectivos de género y comunidades diversas. Dará visibilidad a las lecturas que sobre la naturaleza tienen los grupos indígenas y las comunidades afrocolombianas, entre otras, reconociendo en ellas una sabiduría ancestral que aboga por el cuidado de la madre tierra.

Tendrá un componente itinerante que se desplazará a lo largo y ancho del país llevando conocimiento sobre la biodiversidad de Colombia y las razones para admirarla, respetarla y protegerla. Será una especie de “circo de la ciencia” que inspire a las nuevas generaciones a valorar nuestros territorios y a convertirse en defensores de sus culturas y de sus ecosistemas.

¿Y todo esto para qué? Para promover un cambio en el paradigma de desarrollo socioeconómico de Colombia para que se fundamente en el uso sostenible de la biodiversidad, desde y para las regiones, y permita estimular el bienestar social y la protección ambiental.

Tras tres largos años de trabajo, en los que hemos contado con el apoyo de importantes instituciones como el Museo de Historia Natural de Londres, el Museo para las Naciones Unidas – UN Live, Biotopia, Eden Project y el Museo Americano de Historia Natural, hemos sentado unas bases sólidas para la creación de Mubico.

El gobierno nacional, a través de un proyecto de regalías, ha empezado a poner en marcha algunos de los aspectos del museo en alianza con Parque Explora y varias universidades y centros de investigación, quienes han hecho parte del comité gestor de Mubico. La reunión del pasado 1 de marzo marca un hito en el desarrollo de este proyecto de país que nos permitirá reunirnos alrededor de la biodiversidad con un propósito claro: la protección y conservación del planeta.

Ahora que se avecina la reunión de la Cumbre de Biodiversidad –COP16– en Cali, en noviembre, el gobierno nacional, acompañado por la academia y por representantes del sector privado comprometidos con la conservación, podría anunciar ante la comunidad internacional la creación del Mubico y dar los pasos próximos para su materialización.

Este sería el mejor legado que Colombia podría dejarle al mundo y a las nuevas generaciones, en un momento en que nuestro frágil planeta enfrenta una crisis ambiental sin precedentes. Y sería, sobre todo, una forma de reunirnos como país, sin distingos de ideologías ni creencias, alrededor del compromiso de trabajar conjuntamente por un futuro mejor para la tierra. Todo ello bajo la premisa de que solo se protege lo que se ama y solo se ama lo que se conoce.

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